viernes, 29 de noviembre de 2013

No hay ningún secreto en el equilibrio. Lo único que necesitas es un sombrero

 Fumando un lucky a medias, muriéndonos de ganas.
Nacho Vegas

Desde Tirso a Malasaña,
las cenizas de unos labios sabor hachís
van abriéndose camino
entre bares y birras,
dejando un rastro de humo
entre los colchones y sus piernas,
para poner
al final de la noche
un punto de inflexión en unos vaqueros caídos y medio rotos
al ritmo de Extremoduro.

No os engañéis si le veis:
poesía es su olor a hierba.

Me gustan los versos,
los suyos,
saber que sabe escribirlos en la piel.
Que con un gesto puede hacer que el amanecer se detenga
y se quede abrazando a la noche entre las sábanas,

como el polvo que te gustaría ver en una poesía cachonda,
como pro-posiciones de lo más indecentes
o como andar en la cuerda floja de lo inestable
haciendo equilibrios con la posibilidad de tomarme una cerveza
contigo
en el próximo asalto.

Madrid parece diminuta
cuando imagino que escribes bajo su techo.
Como si el piso alquilado de tus versos
fuera lo más parecido a mi hogar.

En serio.

Tú y yo podríamos enamorarnos.
Sin duda.
Así que mejor que no nos conozcamos.
Es un riesgo que no podemos correr.


"Conmigo habrías empalmao.
Tú, quiero decir."
Escandar Algeet 

2 comentarios:

  1. ¡Chapó, chica! Creo que a nadie le sientan tan bien unos pantalones caídos ni un sombrero. Entre líneas se deja entrever una sonrisa preciosa, la tuya.

    Bonita forma de acariciar arañado a la poesía.

    :)

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    1. Qué bonito verte por aquí, y qué bonito que alguien sepa leer entre líneas.
      Gracias. En serio.

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