sábado, 29 de junio de 2013

Rosado, como tus mejillas

El vino entra por la boca
y el amor entra por los ojos.
Eso es todo lo que sabremos de verdad
antes de envejecer y morir.
Elevo el vaso hacia mi boca,
te miro
y suspiro.

viernes, 28 de junio de 2013

Auto-odio

Era la representación ambulante de todo lo que esperaba que nunca llegaría a ser.
Los días eran duros, pero las noches siempre lo eran más.

Preparaba el café a las once porque estaba aterrorizada de sus sueños,
y buscaba inspiración en el final de sus cigarros,
porque le gustaba la forma en la que el humo mordía las paredes de su garganta
[como todos los insultos de auto-odio que se tragaba.]

Estresada y deprimida, pero siempre bien vestida,
ocultaba su tristeza bajo capas de arrogancia vacía,
cosida a las costuras de sus botas desgastadas y a sus irónicamente mal ajustados jerséis de moda.

Cuando los deslices indeseados de luz corrían a través de las boquiabiertas persianas,
sentía el miedo cálido del día arrastrándose por sus dedos.
Le tomaba tres tazas de café y 150 gramos de estigma social mover su sangre y despertarse.
[Algunas personas no están hechas para las mañanas]

A las tres y pico 
empezaba a sentir el anhelo de las motas de polvo que se habían reunido en su mente mientras dormía.
Su torpes palabras viajaban sobre su paladar
con más frecuencia que con la que tropezaba sobre sus propios pies. 
[Debió de quedarse dormida el día que aprendimos a dar sentido a las sílabas rotas,
que explosionaban y dejaban heridas que apenas se podían sanar.]

Ahora ha dejado de luchar,  
tratando de hablar en un idioma que aún se siente extranjero en su lengua.

Escribía con rayas y garabatos ilegibles 
porque creía que nada de lo que escribía valía la pena tratar de descifrar.
Sus manos eran aún muy pequeñas
para todas las cosas que de todos modos quería crear.


La mayor parte de las cosas que poseía estaban rotas o inservibles por completo. 
Y la mayoría de los días, se sentía demasiado o nada,
y muy pocas veces se levanta después de darse de bruces con la realidad,
porque se niega a creer en las cosas que no entiende.


A las cuatro de la tarde
le dijeron que los ombligos son huellas dejadas por dios.
Así que se pasó sus siguientes 10 años perdiendo todos sus minutos tratando de telefonear al cielo,
pero nadie cogió el teléfono.

Un día se dio cuenta de que los ombligos son sólo otra forma de molestar a los padres,
y ese día se sintió sola.


A las ocho,
esperaba finalmente darse cuenta de que no hay nada romántico en sus forzadas excusas, 
o en la forma en que se siente claustrofóbica en las multitudes
y solo encuentra consuelo entre los árboles,

porque entiende por qué esas multitudes se pasan la vida
tratando de agarrar las manos con las nubes.


¿A qué edad empezó a perder su simpatía?
En toda su vida ha sentido los suspiros de criaturas solitarias
llenando los espacios de entre sus vértebras.
Sabe que siempre será capaz de oír las ásperas grietas de la compasión
cada vez que gire su cansada espalda.

jueves, 27 de junio de 2013

Hapiness

La felicidad es
cuando te ríes a carcajadas,
cuando las arrugas no desaparecen
y hay pequeñas heridas en todos los rincones de tus ojos
y aún así sigues riendo,
sin preocuparte de lo feo que estás con ese tipo de risa,
que empuja el planeta y destruye el mundo.

La felicidad es
cuando tienes ganas de bailar,
y todo se convierte en vals, o en tango o en música de discoteca.
Imaginad por un momento
ser capaces de hacer lo que realmente os gusta,
sin importar el mundo,
sin vacilar, sin preocuparse,
sin dudar.

La felicidad es 
sobre todo
cuando piensas que has puesto una sonrisa 
en la cara de alguien  
después de leer uno de tus poemas.

miércoles, 26 de junio de 2013

Para vosotros

Brindo por los amigos que hemos perdido,
por los que hemos ganado,
y por la gente a la que nunca conoceremos por su nombre.

Por los vínculos que hemos creado 
y por los álbumes que hemos llenado de recuerdos que podrán desaparecer,
pero nunca ser asesinados.

Brindo por las llamadas de teléfono que se llenaron de lágrimas,
y por las horas dedicadas a hablar de nuestros miedos.
Por la gente que pensamos que merecía nuestro corazón,
a quien ahora golpeamos y echamos por tierra.


Brindo por las fotos en marcos con historias que contar, 
que vamos a estar seguros de llevarlas con nosotros cuando nos vayamos. 
Por los partidos de fútbol que hemos visto bajo las luces, 
por nuestros gritos y cantos flotando en la noche.
Por las fiestas de graduación y sus bailes,
y los romances de secundaria.
Por los juegos de regreso a casa,
con todas las victorias a nuestro nombre.

Brindo por las largas noches que hemos pasado estudiando
y por el café de las mañanas que compensó nuestro descanso.
Por los nervios antes de los exámenes
y la excitación tras acabarlos. 
Por los bailes y eventos que tardamos meses en organizar, 
por la noche anterior a las preocupaciones que llegaron demasiado tarde.

Brindo por las lágrimas que sabíamos que lloraríamos,
por las personas y lugares a los que dijimos adiós.
Por las cosas salvajes y extrañas que hemos hecho, 
que vamos a recordar como las más divertidas.

Brindo por las cartas que dejamos sin firmar,
que nuestras identidades serán reveladas a su debido tiempo.
Por las relaciones con las que nos preguntamos cómo pudimos vivir sin ellas
y por los flechazos con los que miramos atrás y ahora reímos.

Así que ahora es el momento de colocar nuestros vasos boca abajo,
ponernos nuestros gorros y girar las borlas hacia delante,
escuchar nuestros nombres y dejarlos correr a través del eco
y darnos cuenta de lo rápido que han pasado estos años.

Levantad las copas hacia el cielo,
con los sueños y esperanzas sostenidos en lo alto.

viernes, 21 de junio de 2013

Camas deshechas

He encontrado un mechón de tu pelo
enredado entre mis sábanas,
ahogándose en el océano que una vez navegamos,
perdido.

La chaqueta que llevabas
ahora cuelga de un alambre fino en mi armario.
Las polillas festejan en tela de un color gris apagado
y fingen ser mariposas.

Plantamos palabras en macetas de mugre,
haciendo promesas de margaritas con las manos sucias
solo para que las flores se marchitasen
cuando sus secas raíces fueran olvidadas.

Un medallón colocado en tu pecho,
eslabones de cadena de frío acero bloqueados en tu cuello,
agobiando donde la cordura se entrelazó una vez con la locura.

Los marcos sostienen atisbos de sonrisas
escondidas en posturas ordenadas,
que mantuvimos durante días
ignorando las cansadas quemaduras de los músculos debilitados
después de fingir tantas risas.

Y el café,
rancio,
en vasos astillados,
manchando con anillos marrones sus fondos blancos
cuando se dejan sin lavar por limpiar vasos de tubo
que se sirvieron entonces con vodka y confusión,
[porque el vodka con lima es para novatos]
esos que se beben las noches de los sábados
y se encuentran rotos en el suelo los domingos por la mañana.

Colillas de cigarrillos en piscinas de ceniza,
de liados que se inhalan en el alféizar de una ventana,
de recuerdos,
para que los pulmones los respiren
y para que las lenguas los degusten,
aunque ya estén cansadas de tanto probar.

A través de toques de sábanas suaves,
flores marchitas y tazas de café,
oigo pasos en pisos contiguos,
trayendo susurros entrecortados de liberación,
y sus dedos, como ramas, intentando agarrar el calor suave de la cama.

Y es que aún quedan nuevos marcos que comprar,
cadenas que reparar
y muchas camas por hacer.

jueves, 20 de junio de 2013

Birthday

Todas las velas de cera del mundo no podrían devolverme lo que te has llevado de mí. Feliz cumpleaños. Te quiero.

lunes, 17 de junio de 2013

sábado, 8 de junio de 2013

Some nameless one

Gente sin fin en una habitación roja,
hilándose, 

como una trampa masiva florenciendo, 
como arañas en ácido envolviendo a su presa

Con el centelleante candelabro colgado.

[me gustaría colgar alrededor
o tal vez colgarme a mí mismo.]
Atenuar las luces y dejar progresar la farsa de los inocentes.
 

Copas de cristal y mujeres insulsas,
todas con cinturas que se encogen. 

Solo piensan en beber y beber
van a saltarse la cena.

Voy a estar ahogándome en la esquina,
pegada a la pared o a algún tipo sin nombre. 

En realidad no me importa demasiado en este momento.
 

Escena hinchada por un sinfín de palabras vacías,
la sala incendiada por este abismo social,
trepando por la pared como enredaderas con garras.
 

Hay agujeros por todas partes. 
Déjame pasar la noche soplando anillos de humo,
no sea que el veneno que contengo se derrame.
No sea que las paredes se derrumben. 

No sea que los relojes cuenten el tiempo. 
No sea que la canción se repita.

martes, 4 de junio de 2013

Errores gramaticales

Corrigiendo errores gramaticales,
sus ojos atraviesan línea tras línea tras línea
de desnuda piel de gallina.
Ningún dedo traza su recorrido
aunque sus gafas magnifican como un segundo arrastre
a través de cada barrido lento

excavando sus talones en toda la superficie, 
mientras el estómago hace nudos inferiores.  
No hay historias leídas, no hay historias escritas
esto es una búsqueda,
una caza de errores casuales,
[hecha hace mucho tiempo, 
durante el soleado y lleno de risas verano,
en las vacaciones con seis años,
o nueve,
o quizá diecisiete.],
errores para ser rodeados
con un rotulador -satisfecho de su insatisfacción- 
rojo.
Subrayadores
para la posterior
corrección
con un frío
bisturí.

Spring

lunes, 3 de junio de 2013

Paranoias y monomanías

No tienes ni idea de cuánto tiempo pensé en aquella carta. 
O en los borradores que escribí y luego destrocé. 
O en lo mucho que pensé en abandonar en el camino. 
¿Y te diste cuenta de lo mucho que estaba temblando?  
Y por un momento me olvidé de que nada había cambiado.  
De que ni siquiera cruzamos las palabras. 
Entonces me fui, todavía temblando, 
pero me hubiera gustado haber estado,
de alguna manera,
allí todavía.
Supe lo que sus padres dijeron cuando la puerta se cerró de golpe.
Supe lo que tú hiciste. 
¿Les miraste de inmediato? ¿O esperaste hasta que arreglaste tu soñoliento pelo?
¿Subiste a tu habitación y te tiraste en la cama? ¿O primero sacaste mi regalo de debajo de la cama?
¿Te sorprendiste cuando le quitaste el envoltorio a los problemas? 
¿O simplemente sabías que esos problemas desnudos sin papel era yo? 
¿Querías leerlo? ¿O tenías miedo?
Me gustaría poderte haber visto abriéndolo, porque creo que puedo imaginarme tus cuidadosos dedos.
Pero no tus ojos. 
Me gustaría poder haber visto tus ojos,
porque los ojos son la ventana del alma,
y una vez tu alma estuvo enamorada de la mía.
Pensaste "oh, papel rayado, justo como ella",
y te diste media vuelta.
¿Hizo que me odiaras? ¿O que pensaras en mi?
¿Tuviste que leerlo más de una vez para asimilarlo?
Y después de que lo doblaras de nuevo,
¿lo dejaste en la mesilla de al lado de tu cama? ¿O tal vez en un cajón, o en una cartera,
o en una caja, o en un lugar secreto que nadie sabe?
¿Reviviste nuestros recuerdos? ¿O ya los has bloqueado fuera de tu mente?
¿Luchaste contra las ganas de mandarme un mensaje al respecto?
¿O simplemente ya no querías hablar jamás conmigo?
Y no sé por qué,
pero les hablé a tus amigos sobre la carta, pero no de lo que había escrito en ella.
No lo que decía.
Y si pudiera saber algo, sería posiblemente por qué ocultabas todo aquello que te decía.
A pesar de que tú ya no eres más yo y que no quieres serlo de nuevo
y nada va a pasar
[ni debe]
sientes de la misma manera.
¿Estuvo en tu mente todo el día? ¿O fue fácil de olvidar?
¿Fue tu tweet de la 01:32 a.m. sobre mi? ¿Puedo fingir que lo era de todos modos?
Me hace sentir mejor.
¿Echas de menos hablar hasta las mil de la mañana?
Yo sí.
¿Sobre qué debo escribir un poema ahora?
Lo único que puedo decir ahora es que lo siento.

Estoy leyendo tu libro favorito
justo ahora.