Tiré a la basura todos mis papeles,
los resguardos de las entradas de nuestros conciertos
y también los folletos de cada viaje,
y lo único que noté
fue una ligera falta de desorden
en mi habitación.
Limpié mi agenda
y escribí en ella nuevos planes
con personas que apenas conozco,
y hasta ahora
eso ha sido más divertido
que he hecho en meses.
Reescribí el poema
que juré que no volvería a enseñarte
en tiempo pasado,
y de repente
me sentí distanciada de él.
Pensé que mantendría el frasco de los recuerdos
como si fuera un pequeño instante de nuestra vida,
pero ahora estoy empezando a olvidar las palabras que me dijiste,
así que me imagino que tal vez serían más felices en la papelera de reciclaje.
Me acordé de la rosa en el florero en mi escritorio,
seca, pero de alguna manera, intacta,
y cuando la cogí
para lanzarla fuera
algunos de sus pétalos cayeron al suelo,
y lo único que pude hacer fue suspirar
y decir
"lo sé".
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