Puede que no sepa dibujar tus besos, ni describirte las montañas.
Puede que no sepa plasmarte mi amor en un papel, ni delinear las lágrimas que ríes.
Puede que no sepa mostrarte mis gemidos, ni mis pensamientos, porque los tengo escondidos en el fondo del armario. Y ya sabes que no es lo mismo manifestar tu nombre que hacerlo poesía y convertirlo en mentiras hechas arte.
Que puede que no sepa nada del amor, pero estoy segura de que duele más cuando el nombre de otra está entre tus versos que cuando está en tu cama. Que ya sé que voy arrastrando mi mente con una cuerdecita, y que ya sabes lo de mi mala costumbre de ir dejándome el corazón olvidado por ahí.
Pero todo tiene un momento para decirse o, en este caso, hacerse. Y es que me follé sin lealtad a la poesía, a los versos de otros, por si los celos te mataban y volvías a versarme.
Pero qué hago, me estoy desviando del tema.
Me gusta tu porno. ¿Qué quieres que haga?
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