Yo no soy un pendejo, aunque lo publicites.
Yo juego al strip poker, tú solo al escondite.
Si no veo tus ojos en toda la semana
me dices que te olvide porque a ti te da la gana.
No sé quien echa sal a nuestros desencuentros,
me compensa el azúcar al que me saben tus besos.
Cuando te ahoga el llanto y acudes a mi encuentro,
yo me voy a la calle, déjalo para otro momento.
Se trata de gritarnos hasta romper los labios.
Ya no sé derretir el hielo de tu almohada.
Ya no sueles rozarme ni si quiera de pasada.
Solo dices te quiero después del vino tinto
y yo voy desistiendo de llevarte al infinito.
Ya no nos apretamos, ya no nos convencemos,
y lo de desnudarnos pasó a ser lo de menos.
Ya no pactamos sueños, ni viajes compartidos.
Ya no damos trabajo a ese idiota de Cupido.
Se trata de alejarnos reduciendo los daños.
Ya no sé que decir, opté por la callada.
Tú dices que el amor es una gran chorrada.
Y cada vez más lejos, estando tan cerca,
y cada vez más nada.
Ya no sé que decir, abrazado al silencio.
Tú dices que te aburro, que en las poesías miento.
Y cada vez más locos, estando tan cuerdos,
y cada vez más muertos.
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