A veces, aferrarnos al dolor hace que veamos las cosas más claras.
Nos hace construirnos verdades, aunque éstas sean una mentira.
Nos obliga a seguir adelante, convenciéndonos de que aún tenemos un motivo.
El dolor engaña, como nos engañó la cruz cristiana durante tantos siglos.
Pero sí, es cierto que nos regala adornos pasajeros y fortifica nuestra memoria.
¡La melancolía que tanto hace por los libros!
Sufrir, no nos confundamos, puede ser tanto una tortura como una compañía.
Y es que ahí radica la mentira de su engaño, en que en verdad solo queda el recuerdo
La verdad solo es una visión.
Un espejismo perpetrado en el tiempo.
Si queréis compañía, no la busquéis en vuestra memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario