El más dulce hechizo llamando a las almas atormentadas a unirse al festín, a la sensación del fin.
Del más absoluto final.
De que nada importa bailando en este ritual de flores y tormentos.
De que nada es importante salvo seguir bailando hasta el final.
O morir en el intento.
¿Qué misteriosa voz encierra la noche para perturbar tu mente?
¿Qué misteriosa voz encierra la noche, que al soplar el viento perturba mi mente y arrulla mi soledad?
La gélida y aterciopelada voz de la bien amada, que con sus palabras susurrantes en mi oído hace de mis pesadillas un delicado y amargo suspiro.
Esa es la voz de mis sueños, la que permanece en un total mutismo en mi interior, y que espera ser liberada a través de un grito.
[¡Si al menos hubiese oído esa voz...!]
Voces venidas del averno, que vuelven para hacer delirar a las criaturas de este mundo sin sentido.
¿Las oyes?
Palabra.
La misma que viene entre espacios en blanco, deletreando fonemas del significante escuchado.
En paquetes de palabras nacidas del olvido, removiendo lo sencillo, en un juego enloquecedor de sentidos.
Solo tengo vagas voces, clamando su presencia.
No perturba solo mi mente. También mi corazón.
Su voz es lo que he anhelado escuchar por tanto tiempo.
Sin embargo, solo me da el placer de leer de su pluma fina sus ideas plasmadas en papel quemado.
[Envuelta en la locura que me hace ansiarte.]
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